Estando en Cotonou estuve una mañana con este niño. Tenía malaria y al principio estaba serio. Su seriedad no duró más de 2 o 3 minutos y pasó de ser una preciosidad a "romper la cámara" cuando su sonrisa iluminó todo su rostro. Vive junto al Oceano Atlántico, cuyo nivel no para de subir en los últimos 2 años. Los holandeses están construyendo 2 diques, pero por ahora no han conseguido frenar el avance del agua (unos 200 metros en dos años). Probablemente el agua acabe llevándose todo el barrio.
Esta foto y la siguiente tienen practicamente el mismo encuadre, pero son tan distintas...
Junto a su padre
Junto al Oceano que amenaza sus casas