Pasear por la segunda ciudad más poblada del Rajhastan es un verdadero placer: los niños juegan al criquet en medio de cualquier lugar, las sonrisas de grandes y pequeños se cruzan a nuestro paso. A veces, uno se encuentra con lo insólito: un cartel que avisa de los peligros de arriesgarse más de lo necesario para hacerse un selfie, un joven que lanza pequeños trozos de carne al aire para atraer a las aves rapaces u otro cartel que informa del próximo festival de flamenco en esta ciudad.
Blog de fotografía: artística, viajes (Asia, América, África y Europa), retrato, paisaje, arquitectura. Exposiciones. Relatos. Trabajo en el SUMMA 112. Voluntario de Manos Unidas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario